domingo, 2 de enero de 2011

Capítulo II
















- Me dedico a… Pintar y dibujar. ¿Tu a que te dedicas? – Sonrió.
- Estudio en la universidad, precisamente venía saliendo de ella cuando me atropellaste.
- Oh, interesante, ¿Qué estudias?
- Danza en la Universidad de París.
- Oh, danza... interesante – Sonrió mirando las estrellas.
- ¿Te gustan las estrellas….la luna…el cielo? – Interrogó Michael mirándola.
- Si… Las estrellas, especialmente, ¿Por qué la pregunta?
- Simple curiosidad.
- Y a ti, ¿te gustan las estrellas Mike? – Dijo en tono inocente.
- Muchísimo, amo ese brillo especial y único que poseen cada una de ellas. Dicen que su luz tarda millones de años en llegar a nosotros, y todo lo que estamos haciendo es mirar al pasado, al memento del pasado en el que esas estrellas podían brillar todavía.
- Oh, entonces, ¿qué hace una estrella después dejar de brillar? – Pregunto la joven con cierto interés en la conversación que habían entablado – A lo mejor muere, ¿no?
- No, no lo creo, una estrella no puede morir nunca – Pausó – Tan sólo se transforma en una sonrisa y se funde en la música cósmica… es el baile de la vida.
- Fantástico – Sonrió observándolo, para luego ver el azul firmamento - ¿Quieres comer algo?
- Esta bien, digo sino es mucha molestia, claro.
- Ninguna, ven – Dijo tomando su mano para llevarlo al interior de la casa.

Juntos bajaron las escaleras y llegaron a la cocina. Allí encontraron a Rosa que ordenaba un par de cosas.

- Rosita – Murmuró inocentemente la Joven.
- Si Maddie – Sonrió – Oh, veo que despertó.
- Así es, se llama Michael – Respondió Madeleine.
- Mucho gusto Michael – Pausó, Rosa – Soy Rosa.
- El gusto es mío Rosa, ¿Puedo decirle así? – Preguntó algo tímido.
- Claro que si, como usted quiera. Bien Madeleine, ¿Qué quieres?
- Nada… Sólo quería saber si seguías aquí, debes irte a descansar, son las 01:54 de la madrugada – Comento observando su reloj – No son horas para que estés despierta, cualquier cosa, yo me lo preparo, ¿si? – Dijo besando la mejilla de Rosa, tiernamente.
- Esta bien, buenas noches – Dijo a los dos, mientras se retiraba a su habitación para descansar.
- Buenas noches – Dijeron Michael y Madeleine al unísono.

Luego de que Rosa se retirara, Michael, propuso a Madeleine hacer alguna preparación de algo dulce, como torta, galletas, o algo por el estilo.

- No lo sé Michael, no soy una experta cocinando – Comentó mirando el suelo y sus dibujos en las baldosas en forma cuadrada.
- Vamos Maddie, será divertido, te enseñaré a cocinar.
- Ok, esta bien Michael Jackson, lo haremos, cocinaremos galletas – Dijo con cierto enojo.
- Madeleine, no te enojes, por favor – Él tomo las manos de ella y las besó.
- No estoy enojada, sólo cocinemos – Sonrió de un minuto a otro - ¿Qué ingredientes debemos usar?
- Tranquila, yo sé, te ayudaré.

Era bastante tarde para cocinar, pero esto no les importaba. Sólo lo disfrutaban y se divertían, lanzándose los ingredientes, haciéndose bromas, y cosas por ese estilo.





Una vez que las galletas estuvieron dentro del horno, procedieron a limpiarse la cara y un poco la ropa, para, por lo menos, disimular la pelea de comida. Limpiaron la cocina y… Se encontraron una vez más, sin nada que hacer.


- Michael – Murmuró recogiendo unos platos del suelo.
- ¿Si?
- Por favor, te lo pido… Nunca más me ayudes o me enseñes a cocinar.
- ¿Porqué? – Dijo desentendido.
- Mira la cocina, Rosa me matara… Oh, espera… Nos matara – Sonrió.
- ¿Cómo que “Nos matara”? – Dijo remarcando el “Nos”
- Eso… Lo que escuchaste Jackson.
- Hey! nunca me habías llamado “Jackson” señorita Strong.
- ¡¿Por qué mejor vas a dormir y cierras la maldita boca de una vez?!
- Nunca, desde que te conozco me habías hablado así Madeleine.
- Michael, nos conocemos desde hace unas 4 horas, ¡¿cómo demonios puedes decir esa maldita estupidez?! Ya te dije; ¡¿Por qué mejor vas a dormir y cierras la maldita boca de una vez?!


Ante aquellas palabras, Michael quedo atónito. La Madeleine, que aunque poco conocía, no era así, no veía a alguien así en sus ojos.

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Segunda Parte Capítulo II



El joven, sin decir palabra alguna, o demostrar algún sentimiento, se retiro de la cocina, con rumbo a la puerta principal de la gran mansión.

Madeleine, por otro lado, se quedo inmóvil, al parecer lo que había hecho minutos o quizás segundos antes, no lo asimilaba.
Luego de un momento, reaccionó –¡¿Que demonios hice?!- Se preguntaba la joven. Corrió hasta la entrada, con la esperanza de que Michael, aún siga ahí. Y así era, la puerta principal era cerrada a las 23: 45 de cada noche, por lo que Michael no pudo salir y se quedo sentado en el suelo apoyándose en la pared con sus ojos cerrados.
Ella no sabía que decir, no sabía con que cara le diría un “Perdón”, “Lo siento” o algo por el estilo. Tomó una bocanada de aire, contó hasta tres en su mente y se sentó frente al joven.

- Lo siento – Murmuro de una forma tan baja que apenas ella se escucho.
- ¿Qué? – Preguntó él, como si no hubiese captado o entendido las palabras de Maddie.
- Lo siento, no quise reaccionar así, generalmente yo no soy así, no me gusta insultar a las personas, y eso que dije fue algo que… no sé de donde vino, ni tampoco por que – Su mirada estaba clavada en el suelo, como si estuviese leyendo de este lo que decía.
- Lo sé Maddie, lo sé… Puedo verlo en tu mirada, puedo sentirlo, mi corazón lo siente – Sonrió – No es necesario que pidas perdón, fue un mal entendido, y ante cualquier cosa. te habré perdonado antes de que hayas cometido el “error”.
- Gracias – Dijo besando la mejilla del joven – Michael… ¿No crees que deberíamos ir a ver las galletas?
- Tienes razón.

Ambos se levantaron del suelo y lo más rápido que pudieron, fueron a la cocina.
Para suerte de ambos, las galletas estaban a punto de estar listas, a la perfección como decía Michael. Minutos después las retiraron del horno, para dejarlas en una bandeja a “enfriarse”, de lo contrario se quemarían al comerlas.



Eran ya casi las 3 de la madrugada y ambos jóvenes seguían despiertos. Se encontraban en el balcón, en el que anteriormente habían estado. Conversando de sus vidas, de la vida, de todo lo que surgiera a mitad de la conversación.


Madeleine era amiga de un…completo desconocido, pero para ella era como un amigo de toda la vida.


Y así transcurrieron 2 horas de hablar sin parar, luego fueron a la habitación y se sentaron en la cama, para… Nada más y nada menos que… Seguir hablando. Pero la conversación fue interrumpida por el teléfono celular de Madeleine.

- Disculpa, debo atender… Asuntos de trabajo.
- Descuida, ve tranquila.

“Oh, demonios! Un trabajo, para mañana, ¿Qué le diré a Michael?” Pensó. “Oh, ya sé…le diré ‘Michael, perdón… Mañana debo salir temprano por que debo matar personas” Volvió a pensar.
“Ya veré que haré, por ahora, a compartir con este fantástico sujeto” Concluyó para acercarse a Michael.

4 comentarios:

  1. ¡Hermanitaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Como estas? Espero que te encuentres muy bien. Yo me siento super feliz de poder leer tu hermosa novela, es tan lindaaaa! Me encanta como relatas las expresiones de Maddie y Michael, y sobretodo el corazon sincero de Michael. Me da mucha ternura el personaje de Mike.
    En este capitulo fue muy lindo, aunque como que fue inesperada la reaccion de Maddie, me hizo reir y mucho cuando hicieron galletas. ¡Que divertido! ¡Quiero hacer lo mismo! Jajaja.
    Gracias por sacarme una sonrisa con este capitulo, estoy un poco triste pero el ler tu novela me hace olvidar un poco de todo. Ademas me fascinada entrar a tu blog y escuchar "For all time" y demas canciones. ¡Muero de felicidad!
    ¡¡¡TE QUIERO CON TODO MI CORAZON HASTA EL INFINITO Y MAS ALLA!!! ¡CONTAS CONMIGO SIEMPRE!
    Gracias por toda tu ayuda, de verdad no se como agradecerte por tanto. ¡Te aprecio y mucho!
    No dejare de pensar que eres una exelente persona, y sobretodo escritora. ¡Amo tus historias! Nunca dejes de escribir. ¡Te adorooo!
    Yam!

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  2. Que buen comienzo para tu novela Barby, como te rompi las bolas para que la publiques, y yo termine sinedo la última en enterarse, que pobre que soy... Anyway.
    Me encantó, cuanta intriga, Dios mio. ¿De qué trabaja Maddie? ¿Es una asesina? ¿Qué es lo que hace? Eso me dejo una gran duda. Michael es un amor, tan tierno y adorable. Me lo imagine con el cabello suelto, y con un pijama celeste a rayas blancas alo vertical con unas apntublas azul francia y caminando a paso torpe sobandose los ojos ♥
    Por otra parte, es increíble como escribis, me encanta.

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  3. Por cierto, soy Marie xD

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  4. ''a rayas blancas alo vertical con unas apntublas''

    CORRECIÓN:
    a rayas blancas a lo vertical con unas pantuflas''*

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