martes, 18 de septiembre de 2012

Save Me From Myself; Jar of Hearts.

Capítulo 42.


- Bien hecho. - Dijo él, observándola casi caer sobre la arena.
- Señor, ¿quiere que le disparemos al tipo que va con ella? 
- Claro inútil.
- ¡John! - Dijo Nicole - ¡No lo hagas!
- ¡No te entrometas hija! - Dijo alzando la voz - ¡Solo hazlo! 

Pero Nicole le quito de las manos el arma, al casi esclavo de John, su padre.

- No lo permitiré, piensa en tu nieta - Murmuró.


Ella cayó de rodillas en la arena y cerró sus ojos, mientras todo se volvía nublado.
- Hayley... ¿Hayley? ¿que te ocu.... ¡Oh Dios! No...


- Te odio John.
- Lo sé, pero es por tu bien hija - Dijo con una enorme sonrisa en el rostro - Es por nuestro bien.

Nicole salió del auto enfurecida, caminó en dirección a Michael.

- Ella... dejó de ser mi hija y por lo tanto ya no tengo nieta - Murmuró John, observándola alejarse. - Acabemos con todo de una vez... ¡Vamos!


Él estaba ahí sentado en la arena, con Madeleine apoyada en sus piernas y su rostro completamente inundado de lágrimas. "Tranquila, todo estará bien... va a pasar." Le decía a ella al oído, una y otra y otra vez, luego la contenía en sus brazos. Nicole estaba de pie frente a aquella escena, sabía que era todo su culpa... Tal vez eso no estaría ocurriendo si lo hubiese impedido, pero estaba ahí y eso era real, ahora solo podía reparar lo que había hecho mal. 

- Michael... - Murmuró en voz baja.

Él solo levanto un poco su mirada, estaba fuera del mundo, fuera de sí.

- Déjame ayudarte, por favor.
- No puedes... ya es tarde.
- ¿Por qué? - Preguntó ella, casi atónita por las palabras de Michael.
- Nada puede ayudar a olvidar todo esto, nada puede ayudar a curar estas heridas - Dijo llorando. 
- Pero puedo ayudarte a construir una nueva vida, empezar desde cero.
- No quiero ser mal educado, pero no te...
- No me refiero a eso, puedo ayudarte a ser feliz con ella - Dijo observando a Madeleine.

Él solo la observó.

- Pero debemos salvarla, y salvarte, necesitamos una ambulancia.


Luego de un pequeño lapso de tiempo, la ambulancia llego para llevarlos al hospital. Al ingresar Madeleine estaba grave, los doctores no sabían que pronostico dar y tampoco de que forma comunicárselo a Michael.
Mientras ella era sometida a una cirugía, él estaba en una sala siendo curado por una enfermera, cuyo rostro demostraba cansancio, por lo que no se tomo el tiempo de preguntar que había sucedido y cual era el motivo, lo dejo solo... El rostro de Michael era inexpresivo, sus ojos se movían lentamente y la mayor parte del tiempo estaban inmóviles en un solo lugar.
No sabía que hacer, por lo que poso sus ojos en cada objeto de la habitación y se detuvo en uno: un bisturí. Tomo aquel objeto con una de sus manos y lo deslizo en su brazo.

Nicole iba camino a la habitación en donde se encontraba Michael, al abrir la puerta lo vio con ambos brazos llenos de cortes y sangre, en una de sus manos se encontraba el bisturí, sus ojos se llenaban de lágrimas, quedo inmóvil frente a tal escena.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Save Me From Myself; Jar Of Hearts

Capítulo 41.


- No puedo - Murmuró Michael.
- Si puedes, corre y se libre.
- No sin ti, no puedo.

Ella guardo silencio, lo observo y corrió de nuevo mientras él se quedaba sentado en la arena viéndola.
Estaba agotada de todo, se arrodillo en la arena a bastante distancia de él y comenzó a llorar, en cada lágrima tomaba un puñado de arena y lo apretaba en sus manos con todas sus fuerzas, pero no era suficiente, algo la interrumpió... era un vidrio de botella, era su solución.
Lo tomo con su mano derecha y lo apoyo sobre su muñeca izquierda, mientras trazaba imaginariamente una línea, por donde el vidrio debía ir.
La solución estaba en sus manos, todo iba a terminar.

Cerró sus ojos, para sentir por última vez la brisa acariciando su piel, para oír el sonido de las olas contra la orilla. Pero algo le arrebato el trozo de vidrio, ella abrió sus ojos de golpe y lo vio. Estaba de pie frente a ella, su rostro estaba húmedo, sus ojos estaban rojos y en una de sus manos apretaba fuertemente el trozo de vidrio. Era Michael.

- ¡Déjame en paz! ¿Que no entiendes? Hayley se fue, ya no esta aquí, ya no existe ni nunca existió. Soy una mentira y las mentiras, tarde o temprano se acaban. Esta persona que ves aquí, no es la que crees Michael, no la conoces así que aléjate, déjala en paz.
- ¿Qué? ¿Qué tratas de decir?
- Hayley solo existe en mi mente, ella no es real y nunca lo fue. Yo no soy quien tu crees Michael, no soy Hayley, ella... era mi forma de huir de la gente, de los problemas...del mundo y ya no quiero seguir huyendo. Hayley esta muerta, solo queda Madeleine.
- ¿Tu nombre es Madeleine? ¡Explícame! - Dijo alzando su tono de voz.
- Tu te enamoraste de Hayley, no de Madeleine así que déjame ir, a ti te importa Hayley no yo ¡Vete! Y dame el trocito de vidrio.
- ¡No! - Gritó retrocediendo unos pasos - Seas quien seas, Hayley...Madeleine, no te dejaré hacer esto, entiende que te amo.
- No me amas... no a mi - Dijo llorando.
- No quiero que sufras más, prefiero ser yo el que sufra - Murmuró para luego deslizar el vidrio en su brazo unas varias veces seguidas.

Él solo cerro sus ojos ante el dolor que sentía, no tan solo físico.

- ¡Michael! - Dijo gritando y llorando, para luego arrebatarle el trozo de vidrio de las manos.

Lo abrazó... Temía perderlo.
Arrancó un trozo de su vestido y le vendó el antebrazo de una forma desesperada.

- Necesitamos una ambulancia, un teléfono... Michael, un teléfono - Dijo sacando el celular del bolsillo de Michael.

Madeleine llamó a la ambulancia, su voz era temblorosa mezclada con lágrimas y angustia.

- Vamos Michael, tenemos que llegar a la carretera, la ambulancia ya viene.

De pronto el trozo de vestido se volvía más y más rojo, la sangre salía por las heridas tan rápido como avanzan las manecillas de un reloj. 
Michael solo podía llevar los ojos entreabiertos, pues el dolor era tal que no podía abrirlos totalmente.
Luego de caminar unos 10 minutos, la carretera se veía cerca, pero Madeleine sintió algo en su vientre, se detuvo y observó su vestido tornarse rojo... Alguien le había disparado.

- Bien hecho. - Dijo él, observándola casi caer sobre la arena.
- Señor, ¿quiere que le disparemos al tipo que va con ella? 
- Claro inútil.
- ¡John! - Dijo Nicole - ¡No lo hagas!
- ¡No te entrometas hija! - Dijo alzando la voz - ¡Solo hazlo! 

Pero Nicole le quito de las manos el arma, al casi esclavo de John, su padre.

- No lo permitiré, piensa en tu nieta - Murmuró.


Ella cayó de rodillas en la arena y cerró sus ojos, mientras todo se volvía nublado.

- Hayley... ¿Hayley? ¿que te ocu.... ¡Oh Dios! No...



domingo, 16 de septiembre de 2012

Save Me From Myself; Jar Of Hearts



Capítulo 40



- Pensaba que en tí había encontrado a alguien que nunca me pondría un dedo encima de esta forma, pero no lo voy a permitir, no de nuevo - Dijo mientras tomaba una pastilla en sus manos y la dejaba en su boca, para luego tomar un sorbo de agua - Quiero que te marches de mi casa, no quiero verte nunca más Michael.


Luego de pronunciar lo anterior, salió del baño para cambiar el pijama que traía puesto, por ropa normal, salió de la casa dejando a Michael congelado.
Hayley corrió por la playa, mientras que por sus mejillas caían una tras otra, pequeñas lágrimas de cristal. Mientras Michael, desde el balcón la observaba.

Sus pies de porcelana, descalzos avanzaban a mediana velocidad por la playa, estaba enojada pero por sobretodo estaba triste. Se detuvo en seco frente a las olas que rompían en la orilla de la playa y a la distancia sintió una voz decir su nombre. Volteó hacia el costado y al ver que Michael avanzaba hacia ella corriendo, decidió irse lo más rápido que pudo.

- ¡Déjame en paz! - Exclamó extendiendo sus brazos en el aire. - ¿No entiendes que me hace daño estar contigo? ¿No entiendes que lo único que quiero es ser... feliz?
- Hayley... - Balbuceo entre sollozos y lamentaciones, pero ella lo interrumpió antes de que pronunciara otro vocablo.
- Toda mi vida he buscado como ser feliz, pero aun no se como y no quiero... no quiero una relación que me lastime y te lastime a ti también - Hizo una breve pausa, para secar sus lágrimas. - Se que puedes encontrar a alguien mejor que yo, alguien que no te haga pasar por estas cosas, que solo yo debería vivir, porque tal vez me las merezco. Puedes ir con Nicole, después de todo tienen una hija en común o... volver con Lisa, no lo sé.
- Espera... Espera, ¿Tú...estas terminando conmigo?¿Me estas dejando? - Exclamó atónito.
- Es lo mejor, ya no quiero estar contigo Michael.
- Hayley... Hago todo lo que me pidas, pero solo necesito algo.
- ¿Qué?
- Mírame a los ojos y dime que no me amas, que no quieres volverme a ver y yo lo haré, aunque me mate por dentro - Murmuró tomando las manos de la chica.

¿Como haces para mirar a los ojos a la persona que amas, para decirle lo opuesto a lo que sientes? 
Ella no sabía que hacer, tenía unas enormes ganas de gritar, gritar muy fuerte y llorar, pero tenía enfrente a la persona que amaba y... debía contestarle, debía convencerlo de abandonarla después de todo, era por su bien.
Debía mentirle.

- Ya no te amo - Dijo de un instante a otro, tan fría como un témpano, mientras su rostro se tornaba inexpresivo y sus lágrimas desaparecían. - Ya no te amo y estoy terminando contigo, lo nuestro ya no existe Michael, ni los ángeles podrán recordarlo. Písalo y aplástalo, destruyelo y has como si nunca... nunca hubiese existido, borrame de tu memoria... borrame de tal forma que ni en un sueño puedas recordarme. - Dijo mirándole a los ojos.
- ¿Es enserio? - Interrogó, mientras sus ojos se inundaban de lágrimas.
- Cada vocablo. Ahora vete, déjame sola - Dijo mientras se alejaba.

Lo había hecho, había acabado con lo único bueno que había tenido su vida desde... siempre.
Por un instante cerro sus ojos y respiro profundo, corrió alejándose de él, corrió para olvidar todo aquel dolor que le había destrozado la vida, corrió pensando que iba a un lugar de felicidad, de perfección.
Pero... ahí estaba Michael otra vez, corriendo tras ella, mientras su mirada de empañaba por las lágrimas.
Ninguno de los dos podía oírse, en sus oídos y corazones lo único que se escuchaba era el dolor.

Al alcanzarla la abrazó tan fuerte como si fuese un reencuentro que no había ocurrido hace muchísimo tiempo, ella lo empujo pues quería dejarlo ir, pero él se negaba.

- No puedo - Murmuró Michael.
- Si puedes, corre y se libre.
- No sin ti, no puedo.

Ella guardo silencio, lo observo y corrió de nuevo mientras él se quedaba sentado en la arena viéndola.
Estaba agotada de todo, se arrodillo en la arena a bastante distancia de él y comenzó a llorar, en cada lágrima tomaba un puñado de arena y lo apretaba en sus manos con todas sus fuerzas, pero no era suficiente, algo la interrumpió... era un vidrio de botella, era su solución.
Lo tomo con su mano derecha y lo apoyo sobre su muñeca izquierda, mientras trazaba imaginariamente una línea, por donde el vidrio debía ir.