martes, 9 de agosto de 2011

Jar of Hearts

Capítulo 9.-


– De Nuevo por aquí Michael, ¿qué te trae de nuevo a mi? – Dijo sarcásticamente.
– Sabes que si fuese por mí, no vendría nunca.
– Pero Michael, por que tanta violencia – Sonrió.
– Puedes de una maldita vez dejarme ir – Dijo un poco más enojado que la primera vez.
– Paga y podrás marcharte, antes no.
– Si quieres dinero puedo...
– ¡No es dinero! Ya tengo, no me interesa tu dinero – Dijo interrumpiéndolo – Paga tu ''deuda de honor'' Jackson.
– ¿Qué quieres que haga? 


Sólo lo observó sin responder y rodeo la silla en la que Michael se encontraba.


– Tu vida y la de Hayley  Dijo al fin para luego retirarse y dejarlo solo.


¿Cómo iba a entregarle la vida de Hayley? Él no era nadie para hacerlo, no podía, no debía.


Cerraba los ojos y la recordaba, recordaba aquellos momentos que alguna vez vivieron, cuando todo aún era perfecto y podían sonreír juntos, cuando el cielo los observaba correr junto a la brisa. No podía hacerle daño, le era imposible.
















El cielo desprendía finas gotas, que caían suavemente sobre la tierra y la ventana de Hayley. Ella se encontraba en un columpio, ubicado en la parte trasera de la casa, se mecía sutilmente mientras su pelo flotaba y hacía delicadas danzas. Su mirada parecía perdida, ella parecía no estar aquí, era como si le hubiesen arrebatado el alma, pero su cuerpo aún seguía en pie, esperando que algo le hiciera florecer de nuevo, como algún día lo hizo.


¿Qué hacer cuando sientes que no tienes por que seguir respirando? ¿Por que dejar que el corazón siga sus latidos sin sentido? ¿Valía la pena? Tal vez había algo por que seguir, pero...no sabía cual era ese ''algo''.


Ryan había abandonado la ciudad, hacía unos días atrás. No sabía por que.




Abandono su hogar para caminar por la playa, bajo la lluvia y con las grandes olas del mar acompañándola. Tras ella un pequeño perrito la seguía, lloraba.





– ¿Que ocurre pequeño?  Dijo Hayley arrodillándose junto al cachorro  ¿Te dejaron solo?  Murmuró mientras las lágrimas se desplazaban por su mejilla.


Lo tomo en sus brazos, abrigándolo con su chaqueta y se fue a su casa... De nuevo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario